El lavatorio de los pies de Jesús a sus discípulos más que un signo de purificación es un ejemplo de entrega, que es repetido cada año para recordarnos nuestra misión como cristianos. |
La Iglesia Católica Universal acaba de finalizar la
semana de mayor actividad litúrgica, toda una semana de actividades, sin
embargo las de mayor relevancia se concentran los días jueves, viernes y sábado
santo, que es cuando se conmemora la pasión, muerte y resurrección de
Jesucristo.
Monseñor William
Delgado, encabezó las actividades celebradas en la Iglesia Catedral Nuestra
Señora del Rosario de Cabimas, en cada de las eucaristías describió de manera
detallada los padecimientos de Jesús durante su pasión, lo dolorosa de muerte y
lo gloriosa de su resurrección.
El martes santo día
la misa Crismal, el clero diocesano renovó sus promesas sacerdotales, se hizo
entrega de la colecta de la Campaña Compartir, se bendijo el óleo de los
enfermos, el óleo de los catecúmenos y se consagró el Santo Crisma.
Con la imagen del
Nazareno y con un templo lleno de fieles, Monseñor recordó lo dolorosa de la
pasión de Jesús, quien “después de haber sido azotado, golpeado, escupido, burlado
y coronado de espinas, es obligado a caminar hasta el calvario con la cruz a cuesta”.
“Después de este
momento Jesús demuestra cual es la misión que el Padre le encomendó y que Él cumplirá de manera
cabal. En la Cruz que Jesús lleva a cuesta, carga con nuestros pecados, pero
igualmente esa Cruz representa nuestra redención, nuestra salvación”.
El jueves Santo, durante
la celebración de la institución del sacerdocio y de la eucaristía, el obispo
diocesano recordó la última cena de Jesús con sus apóstoles quien como todos
los años se reunía con ellos a celebrar la pascua judía.
Con relación al acto
simbólico del lavatorio de los pies, dijo que aquello hecho por Jesús, más que
un signo de purificación, fue una muestra de amor, de humildad y servicio por
parte de Jesús, un ejemplo de entrega.
El viernes Santo, el
obispo de Cabimas mencionó que Jesús clavado en la Cruz pronunció el mejor de
sus sermones, que son sus últimas 7 palabras, ya que es una conversación con su
Padre y al que se entrega obedientemente.
La noche del sábado
de Gloria, durante la Vigilia Pascual,
con un templo completamente a oscuras se inició la eucaristía con la bendición
del fuego, fuego que poco a poco fue iluminando el interior de la iglesia para
dar luego comienzo a la hermosa ceremonia.
Monseñor Delgado mencionó
que este es un día de fiesta para la Iglesia Universal, pues es el final feliz
de la pasión de Cristo, es la alegría inmensa que sigue al dolor, razón por la
cual se visten las mejores galas y se utilizan los mejores ornamentos.
La pascua es
Victoria, es luz, es vida – continuó diciendo- la resurrección de Jesús después
de su muerte, es un acontecimiento innegable en la historia de la humanidad.
Luego reiteró que “el
día de la resurrección de Jesús es el día de la esperanza universal”.
El domingo de la
resurrección del Señor, se celebró la eucaristía en horas de la mañana y se
procedió a la bendición del lago.
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