MENSAJE AL PUEBLO
DE DIOS DE LOS PARTICIPANTES DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE PASTORAL
Queridos hermanos y hermanas:
Entre el 6 y el
ocho de Noviembre, convocados por la Conferencia Episcopal Venezolana y agradecidos
por la fraterna hospitalidad de la Universidad Católica “Andrés Bello”, nos hemos reunido en Caracas, laicos, consagrados,
diáconos, presbíteros y obispos de todas las circunscripciones de Venezuela y
representantes de diversas instituciones y organizaciones eclesiales, para
celebrar la Asamblea Nacional de Pastoral. ¡Qué bueno y reconfortante es para los hermanos reunirse en el amor!
(Sal 133,1)
Esta Asamblea se realiza a diez
años de la culminación de los trabajos del Concilio Plenario ese gran
acontecimiento eclesial, manifestación viva del Espíritu de Dios y expresión
palpable de la unidad de la Iglesia en Venezuela, quien en su documento
“Instancias de comunión del Pueblo de Dios para la misión” (ICM 216),
estableció realizar asambleas periódicas a fin de evaluar e impulsar la puesta
en práctica del Concilio. Nuestra
Asamblea fue precedida por un proceso de reflexión y participación
eclesial vivido en asambleas
parroquiales, diocesanas y provinciales.
En estos días, a través de la
oración, la reflexión y el compartir fraternos hemos profundizado en la
experiencia de “caminar juntos” como Pueblo de Dios. A través de esta
experiencia hemos crecido en la comprensión y vivencia de la Comunión, línea teológico-pastoral del
Concilio que da sentido de unidad y es criterio de valoración de las
orientaciones de los 16 documentos del Concilio Plenario, los cuales contienen
el gran proyecto pastoral de nuestra Iglesia en línea con la “nueva evangelización”.
En nuestros trabajo hemos abordado
cuatro grandes dimensiones de la
Evangelización que deben
impregnar toda acción de la Iglesia: el Anuncio,
que hace presente ante nosotros, una vez más, la
invitación a ser una
Iglesia en estado permanente de misión; la Comunión,
que nos pide un
cambio de mentalidad para vivir una espiritualidad
y una eclesiología de comunión, en la diversidad y en la colaboración de
todos los carismas, ministerios y servicios;
el Servicio, que es uno de los
elementos constitutivos de la Iglesia, y nos recuerda que el Evangelio tiene
una repercusión social y comunitaria; la
Formación, a la que somos llamados todos
los bautizados como discípulos misioneros en la escuela de Jesús que,
con su pedagogía, nos va capacitando para la comunión y la misión.
Al plantear propuestas de acción pastoral hemos
tenido muy cerca de nuestros afectos, pensamientos y oraciones, la vida, las
esperanzas y angustias del pueblo venezolano, que son también las nuestras como
Iglesia. Vivimos en medio de una realidad dolorosa, caracterizada por la
fragmentación, la violencia y una profunda crisis moral y económica. Queremos
convocar a todos los venezolanos a trabajar por la reconciliación del país. Como
dice el lema de la Asamblea, estamos seguros que Renovando la misión de la Iglesia en Venezuela, contribuimos a que
nuestro pueblo se encuentre con Jesucristo y creyendo en él, tenga vida
abundante (Cf. Jn 20,31).
Entregamos las conclusiones de nuestro
trabajo a los diversos organismos de la Conferencia Episcopal para que
oportunamente las den a conocer al conjunto de la Iglesia en Venezuela, a
través de los medios más adecuados. Esta Asamblea nos es solo el punto de
llegada de un camino de reflexión, sino el punto de partida para un renovado
esfuerzo de puesta en práctica de las orientaciones del Concilio.
Hemos sentido muy cerca de nosotros la
maternal protección de la Santísima Virgen María, quien en su advocación de
Coromoto nos une a todos los venezolanos.
Con nuestro
saludo fraternal
Los
participantes de la Asamblea Nacional de Pastoral
Caracas, 8 de
Noviembre de 2015
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