miércoles, 13 de octubre de 2010

Con la bajada de la Virgen del Rosario iniciaron fiestas de la patrona de la COL


Recientemente la Santa Iglesia Catedral de Cabimas se llenó de fieles, música, luces y colores, para esperar la bajada de Nuestra Señora del Rosario, patrona la Diócesis de Cabimas y de toda la Costa Oriental del Lago, con la que se dio inicio a las fiestas en su honor.
La eucaristía estuvo presida por Monseñor Francisco Gill, párroco de la Iglesia Catedral y Vicario General de la Diócesis, y fue concelebrada por los presbíteros Jorge Dos Pasos, Andrés Montero y Héctor López, quienes estuvieron acompañados por el coro infantil, juvenil de la rectoría María Inmaculada de Cabimas.
Durante la homilía Monseñor Gill, recordó que la Iglesia Católica no adora, si no que recuerda y venera a la Virgen María, y en este caso en la advocación Nuestra Señora del Rosario.
Asimismo mencionó que la bajada de la Virgen representa la humildad y obediencia de la misma, quien obedientemente dice que si, a la voluntad del Padre, mientras que la subida simboliza su asunción, el poderío de Dios, el triunfo del bien sobre el mal.
El vicario general de la Diócesis de Cabimas, haciendo referencia a la lectura del evangelio, comentó que “la Fe es gratuita”, y recordó una frase se su santidad Juan Pablo II, que dicen la “Fe se aumenta dándola”.
“En Cabimas y en Santa Rita, nos unimos en una sola voz de súplica para pedirle a la Virgen del Rosario por nuestros pueblos costeros de la Costa Oriental del Lago” agregó.
Luego que Monseñor Francisco Gill, finalizara la celebración eucarística, se procedió al acto de la bajada de la Virgen, el cual como todos los años fue amenizado por Los Rosareños, quienes por más de una hora alabaron y cantaron a su patrona la Virgen del Rosario.
Mientras la imagen de la Virgen del Rosario bajada, Los Rosareños interpretaron melodías dedicadas al amor incondicional que sienten los cabimeros por su Santa Patrona, así como manifestaron la satisfacción que para ellos significa estar presentes dentro del templo para cantarle a su Virgen del Rosario.
Una vez descendió la imagen de la Patrona del COL; los servidores de María, muy celosos la tomaron entre sus manos, y procedieron a ponerlas en su altar, para luego sacarla procesión por los alrededores de la Iglesia Catedral, donde era esperada por una multitud que no pudo entrar a la Iglesia.

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