Monseñor William Delgado, obispo de la Diócesis de Cabimas, durante una entrevista recordó que el miércoles de ceniza es un día muy especial para la Iglesia, ya que se da comienzo a la Cuaresma, y que la cuaresma es el tiempo de preparación para la Pascua.
Explicó que la ceniza como su nombre lo indica es polvo, y que la misma se impone en la frente del cristiano para indicar penitencia, dolor, sacrificio, y esa ceniza ha sido hecha con la palma vendida del año anterior.
“Este es un tiempo fuerte en el año litúrgico, pues preparamos los días santos de la semana mayor, la Cuaresma significa "cuarenta" y se aplica a los 40 días de intensa preparación a la fiesta de PASCUA” apuntó.
Monseñor Delgado explicó que los 40 días son un símbolo bíblico, ya que Jesús se retiró durante 40 días; Moisés aguardó 40 días antes de subir al Sinaí; Elías caminó durante 40 días hacia el Horeb; y la marcha de los judíos por el desierto duró 40 años, lo que demuestra que el "40" es un número que expresa víspera, "preparación" intensa de algo importantísimo que, y para los católicos, es la PASCUA.
Durante estos 40 días –continuó diciendo- los cristianos debemos hacer un examen de conciencia, para ver como vivimos nuestra vida el año anterior, para analizar como nos comportamos ante Dios, para ver como nos comportamos antes los demás, con la comunidad, con el prójimo, por eso las prácticas de la Cuaresma vienen a reforzar esta reflexión.
Al interrogarle sobre cuáles son las prácticas de la Cuaresma, respondió diciendo “en esta época tenemos tres acciones fundamentales, que tenemos que hacer durante la Cuaresma: la primera es la oración, en este tiempo debemos rezar más intensificar la oración; segundo es la penitencia, el ayuno y la abstinencia; y la tercera la caridad; ser mas generoso, bondadoso con aquel hermano que necesita y tiene menos que nosotros”.
Algo de historia
No se entiende la Cuaresma si no es en función de la PASCUA. El tiempo de Cuaresma empieza el miércoles de Ceniza y acaba el Jueves Santo. En ese período no se canta el "Aleluya" ni se recita el "Gloria". En los primeros tiempos, la Cuaresma era un período de preparación intensiva al Bautismo, que se celebra en la noche de Pascua. El ser bautizado exige una coherencia y un cambio de mentalidad.
Cada año nos disponemos a vivir con gran intensidad espiritual este tiempo litúrgico, en el que hacemos un profundo examen de conciencia y recordamos nuestros deberes de cristianos y renovamos nuestras promesas bautismales y la profesión de fe.
La Cuaresma es tiempo de cambio. El Miércoles de Ceniza se nos dice: "Convertíos y creed en el Evangelio". La Cuaresma es pues, un tiempo de conversión. Convertirse significa "volver", "cambiar", "corregir el camino" "Renovarse". El cambio que queremos es pasar del "hombre viejo" al "hombre nuevo". "Hombre viejo" es el que vive a espaldas de Cristo y del Evangelio. "Hombre nuevo" es el que sigue a Jesús y vive según el Evangelio. Algunos cristianos creen que la conversión es sólo para los paganos y herejes. Y, claro, no necesitan la Cuaresma. Otros piensan que con no comer carne los viernes o dejar de fumar ya han cumplido... ¡No! Si no hay cambio, no hay Cuaresma. Cuaresma es cambiar de vida.
El Miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia. Los Viernes de Cuaresma son días de abstinencia. Ayunar por ayunar no tiene sentido y no hace a la gente mejor... Sobre todo en un mundo en que muchos ayunan, no porque es Cuaresma, sino porque no tienen qué comer. Abstenerse de comer carne es un signo que tiene su importancia por lo que significa. El ayuno y la abstinencia son "signos de conversión". No son "la conversión".
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