sábado, 29 de octubre de 2011

Diócesis de Cabimas celebra con alegría la ordenación del nuevo pastor Jhonny Lozada


Recientemente se realizó en la Parroquia San Antonio de Padua, del Consejo de Ciruma, en el municipio Miranda, la ordenación sacerdotal del diácono Jhonny José Lozada.

La celebración eucarística estuvo presidida por Monseñor William Delgado, obispo de la Diócesis de Cabimas y concelebrada por parte del clero diocesano, quienes acompañaron al diácono Lozada durante esta importante celebración, igualmente asistieron seminaristas, grupos de apostolados y comunidad en general.

El ritual de ordenación comenzó cuando el padre Andrés Montero, director del seminario menor Buen Pastor de Cabimas, hizo la presentación del diácono.

Después de la homilía, Lozada manifestó estar dispuesto a desempeñar siempre el ministerio sacerdotal en el grado de presbítero, como buen colaborador del Orden Episcopal, apacentando el rebaño del Señor y dejándose guiar por el Espíritu Santo.

Seguidamente, el diácono Lozada se acercó al Obispo y de rodillas ante él, puso juntó sus manos entre las manos del Obispo, prometiendo respeto y obediencia.

Este hecho más que una sumisión, es la comunión manifestada en su voluntad de ser fiel colaborador en el pastoreo del pueblo de Dios; y así también el obispo será en adelante su padre y amigo.

Inmediatamente se pasó al canto de las letanías con las cuales se invoca la intercesión de aquellas y aquellos –consagrados y Laicos- que, por su vida y su fe, ya contemplan el rostro de Dios, en este momento Jhonny José, en reconocimiento humilde de su indignidad y de la necesidad de la intercesión del Pueblo Santo, se postra en la tierra, poniendo en las manos de Dios todo lo que es y lo que será.

Luego de las letanías se procedió a la imposición de manos, con esta acción el obispo, Monseñor William Delgado, transmite a Lozada la gracia sacerdotal por la fuerza del Espíritu Santo, luego del obispo, también todos los presbíteros presentes impusieron las manos a Jhonny José como signo de la comunión de la gracia de Dios en el presbiterio.

Después la imposición de las manos y de la plegaria de Consagración, quedó el diácono Jhonny Lozada, ordenado sacerdote, y seguidamente fue revestido con los ornamentos que expresan las funciones que ha adquirido con la consagración (la estola presbiteral, signo de la dignidad sacerdotal y presidencia litúrgica ante el Pueblo de Dios y sobre la estola usará la casulla, como la Caridad cristiana que desborda y contiene todo su ministerio) en este momento es ayudado por los presbíteros que lo ayudaron durante su formación académica y espiritual.

Seguidamente las manos del nuevo presbítero fueron ungidas por el Monseñor Wiliam con el Santo Crisma, para luego hacerle entrega de la Patena con la hostia y el cáliz lleno de vino, en este momento el Señor Obispo bendijo el cáliz y la patena, donde el padre Jhonny colocará el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Sacerdote en el mundo de hoy

Por su parte Monseñor William Delgado, durante la homilía recordó que era el día de Santa Teresa de Ávila, de quien resaltó su espíritu de oración, la manera de practicarlo y los frutos que produce.

Luego haciendo referencia a la labor que corresponde a los sacerdotes, dijo “el sacerdote debe ser, un modelo de estabilidad y de madurez, de entrega plena a su apostolado”.

Dijo que “analizando el camino inquieto de la sociedad, donde vivimos en un mundo inestable, pues existe una inestabilidad en la familia, en el mundo del trabajo, en las diversas asociaciones sociales y profesionales, en las escuelas y en las instituciones, se presenta con frecuencia una interrogante a la mente del cristiano: ¿Quién es el sacerdote en el mundo de hoy?.

Ante esta interrogante se respondió diciendo “ante este contexto el ministerio del sacerdote adquiere importancia decisiva y urgente actualidad. Mejor aún cuanto más marginado, más importante es, cuanto más considerado superado, se convierte en más actual”.

-El sacerdote debe proclamar al mundo el mensaje eterno de Cristo, en su pureza y radicalidad; no debe rebajar el mensaje, sino, más bien, confortar la gente; debe dar a la sociedad anestesiada la fuerza liberadora de Cristo.

Ante un mundo anémico de oración y de adoración, el sacerdote es, en primer lugar el hombre de la oración, de la adoración, del culto, de la celebración de los santos Misterios. Ante un mundo sumergido en mensajes consumistas, pansexuales, atacado por el error, presentado en los aspectos más seductores, el sacerdote debe hablar de Dios y de las realidades eternas y, para poderlo hacer con credibilidad, debe ser apasionadamente creyente, ¡como también ser “limpio”!

Lo que la gente espera de él es precisamente que no sea “como los demás”.

El sacerdote responde a las exigencias de la sociedad, haciéndose voz de quien no tiene voz: los pequeños, los pobres, los ancianos, los oprimidos, marginados.

No pertenece a sí mismo sino a los demás. No vive para sí y no busca lo que es suyo. Busca lo que es de Cristo, lo que es de sus hermanos. Comparte las alegrías y los dolores de todos, sin distinción de edad, categoría social, procedencia política, práctica religiosa. Él es el guía de la porción del Pueblo, que le ha sido confiada. Ciertamente, no jefe de un ejército anónimo, sino pastor de una comunidad formada por personas que cada una tiene un nombre, su historia, su destino, su secreto.

Un sacerdote debe ser contemporáneamente pequeño y grande, noble de espíritu como un rey, sencillo y natural como un campesino. Un héroe en la conquista de sí, el soberano de sus deseos, un servidor de los pequeños y débiles; que no se humilla ante los poderosos, pero que se inclina ante los pobres y pequeños, discípulo de su Señor y cabeza de su grey.

Gracias

Por el último el padre Jhonny Lozada, dio las gracias a Dios por haberlo escogido como uno de sus pastores, a la Virgen María por haberle dado la constancia de seguir en su camino; igualmente a Monseñor William Delgado, por la confianza depositada en él; dio las gracias a las comunidades parroquiales por sus oraciones especialmente a la comunidad de El Tigre, así como a los seminarios El Buen Pastor y Santo Tomás de Aquino.

El coro del seminario mayor Santo Tomás de Aquino de Maracaibo, fue el encargado de entonar los cantos litúrgicos, quienes lo hicieron de manera majestuosa.


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