Celebramos con alegría y
esperanza, el día del Seminario en
Venezuela, el Domingo de Pentecostés. Acontecimiento que se celebra desde el año
1928, cuando la III Conferencia General del Episcopado Venezolano, reunida en
Coro y Caracas, los Obispos en la Instrucción
Pastoral del Episcopado Venezolano emitieron un comunicado en el que
decretaron: “con el doble fin de rogar al
Dueño de la Mies que envíe buenos obreros a la Iglesia y de allegar recursos a
favor de los seminaristas pobres, se
celebrará cada año en la fiesta de Pentecostés el “Día de los Seminarios”,
en el cual se ofrecerá a Dios especialmente preces por la santificación de los
elegidos del Santuario y se hará con tal objeto una colecta en todas las
Iglesias, incluso las de los regulares exentos, a norma del can. 1355 & 1”
En la celebración del Año
Santo de la Misericordia, se nos ofrece un momento para la reflexión en torno a
lo que significa el sacerdocio ministerial y la misericordia de Dios; puesto
que el sacerdote lo es por la misericordia de Dios y lo es para mostrar a los
hombres y al mundo esta misericordia.
Dios mira a los llamados con ojos de misericordia como miró a los
primeros Apóstoles, no los elige capaces sino
que los capacita para actuar en su nombre.
En tal sentido, apreciados
Seminaristas de Venezuela, siéntanse llamados por el Señor por pura
misericordia y estén convencidos de vivir profundamente lo que Dios quiere en
su vida, de sentir en su corazón el misterio de su elección, para entregarse
sin reservas a la salvación de los hombres.
Con esta gracia de Dios debemos formarnos, para salir a anunciar al
mundo el Evangelio de la alegría, aún a pesar de que se experimente cada día el
peso de la fragilidad, lo poco que somos, y la grandeza de una misión tan
extraordinaria.
Seminaristas de Venezuela y futuros Sacerdotes de nuestra
patria, forjen su vida cada día con la oración y la fe, con la cercanía a la
Palabra de Dios que les habla al corazón, con la transparencia de vida inspirada
en el crecimiento de las virtudes humanas y cristianas, la capacidad de entrega
generosa a los demás para transformar el
mundo según el querer de Dios, con el decidido espíritu misionero, que les
prepare a ser instrumentos de misericordia, llamados a perdonar en su nombre, a
tener un corazón grande capaz de recibir y comprender, y de practicar la
caridad como gesto de la misericordia de Dios en nuestro mundo.
Apreciada Iglesia que peregrina en Venezuela, roguemos a Dios, que haga surgir de las familias
numerosas vocaciones sacerdotales, ya que de estas nacen las semillas
vocacionales mediante la educación cristiana de los hijos, en donde también les
apoyen y acompañen en su posible vocación; que nuestras parroquias sean el
centro de madurez de las vocaciones en los adolescentes y jóvenes; y que
nuestros Seminarios sean los lugares y espacios de formación para estar con Él, y capaciten decididamente
a los a los futuros Sacerdotes para ser verdaderos pastores que transparenten
la presencia misericordiosa de Cristo en la comunidad.
Que la Virgen María con su compañía
silenciosa junto a los Apóstoles en
Pentecostés, cuide a nuestros seminarios, anime a los formadores, y ayude a nuestros seminaristas a vivir la
presencia del Espíritu Santo en su vida.
Virgen de Coromoto, vuelve a
nosotros esos tus ojos misericordiosos, y muéstranos a Jesús. Amén.
¡Feliz día
del Seminario en Venezuela!
COMISION DE CLERO, SEMINARIOS,
VOCACIONES Y DIACONOS PERMANENTES DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
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