jueves, 13 de octubre de 2016

LA COMISIÓN DE JUSTICIA Y PAZ DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ANTE LOS HECHOS QUE ACONTECEN EN LA PENITENCIARÌA GENERAL DE VENEZUELA





“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis;
estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí." Mateo 25,35-36

Nuevamente es motivo de alarma y de pesar la situación de los establecimientos penitenciarios venezolanos. Hoy clama al cielo la situación que se ha suscitado en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV)  en San Juan De Los Morros, establecimiento en el cual se viene presentando un conflicto interno desde el mes de Septiembre.
Respaldamos el llamado que hoy familiares, y de modo especial, las esposas, hijos y madres de privados de libertad, realizan manifestando que sus deudos detenidos y retenidos son seres humanos, ciudadanos venezolanos, con derecho a ser escuchados, respetados y que no sean invisibilizados.
Los Familiares de los reclusos han hecho llamados a las autoridades competentes para que investiguen las siguientes circunstancias que viven hoy los privados de libertad:
·         La falta de información veraz: “Nadie se ha abocado a decirnos objetivamente qué ha sucedido y está sucediendo en ese recinto penitenciario”.
·         La muerte de recluso a consecuencia de la tuberculosis: “Dentro de este centro penitenciario hay presos con tuberculosis, quienes está muriendo por la falta de atención por parte de los organismos competentes”.
·         Prohibición de las visitas: “Desde el comienzo del conflicto no se ha permitido las  visitas reglamentaria”.
·         Falta de alimentos y materiales de primera necesidad: Se ha impedido asimismo la entrega de alimentos, agua potable y  medicinas, de partes de los familiares a quienes se le ha prohibido las visitas. El Ministerio   del Poder Popular para el Servicio Penitenciario ha entregado algunos paquetes de alimentos, sin embargo, estos insumos no son suficientes para satisfacer las necesidades de la población en conflicto.
·         Inobservancia al debido proceso: Se ha constatado que no se ha cumplido con el debido proceso, al haberse emitido boletas de excarcelación de Tribunales competentes, en algunas causas y hasta el presente no se han acatado.
·         Hechos de violencias y tratos crueles, Rechazamos toda forma de violencia de los organismos de seguridad del Estado y del responsable de la custodia y seguridad personal de las personas privadas de libertad y de sus familiares.
Ante estos hechos lamentables que llenan de alarma, estupor y angustia a la población reclusa y a sus familiares, la Comisión de Justicia y Paz del Episcopado Venezolano hace un llamado:
A las autoridades del Estado venezolano para que resuelva los problemas del establecimiento penitenciario y garantice íntegramente los derechos humanos de la población reclusa y de sus familiares en los términos previstos en el Derecho Internacional de esos Derechos fundamentales, contemplados en el derecho interno. De la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y demás leyes nacionales, instrumentos jurídicos que establecen obligaciones no declinables e indelegables a cargo de los entes gubernamentales.
Al Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario para que cumpla su deber de garantizar y respetar todos y cada uno de los derechos humanos de la población privada de libertad, la cual se encuentra bajo su custodia y cuido.
Al Ministerio Público, a la Defensoría del Pueblo y al Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Estado para que  garanticen a toda la población privada de libertad sus derechos humanos a la alimentación, la salud, la educación y a no ser incomunicados.  No pueden las autoridades pretender ampararse en situaciones de pérdida de control interno debidas a su propia omisión e inacción para ejercer represalias o castigos colectivos que afectan no solamente a la población reclusa sino también a todos sus grupos familiares.
Solicitamos atender de manera integral la situación penitenciaria, y con urgencia a las personas privadas de libertad que presentan enfermedades graves y contagiosas, garantizar la alimentación y la salud; así como la atención de los niños, niñas y adolescentes.
Encomendamos esta preocupante situación a la Virgen de la Merced, redentora de los cautivos y exhortamos al pueblo acompañarnos con su oración y solidaridad.   

Caracas, 11 de octubre de 2016.



Mons. Roberto Luckert                                                          Pbro. Saúl Ron Braasch
Presidente de la Comisión de Justicia y Paz                 Vicario General de Justicia y Paz 


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