Seminaristas de Cabimas recibieron ministerios de lectorado y acolitado

En una eucaristía presidida por Monseñor William Delgado, Obispo de la Diócesis de Cabimas los seminaristas Jhonny Lozada y José Gregorio Suárez, recibieron los ministerios de lectorado y acolitado respectivamente, pasos previos necesarios antes de ser ordenados sacerdotes.
En la actividad celebrada en la Iglesia Inmaculada Concepción de Cabimas, contó con la presencia de los 25 seminaristas de la localidad, además de una masiva asistencia de feligreses, quienes conmemoraron junto a los futuros sacerdotes el Día de Jesús Buen Pastor (cuarto domingo de pascua), nombre del seminario.
Esta oportunidad sirvió además para iniciar la XLVII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
Monseñor William Delgado, durante la homilía recordó que su Santidad Benedicto XVI propuso para esta jornada, el tema del testimonio, afirmando que “el testimonio suscita vocaciones” lo cual coincide perfectamente con el año sacerdotal.
Asimismo mencionó que las vocaciones sacerdotales son la respuesta de Dios a las oraciones.
También hizo lectura de un extracto del mensaje del Santo Padre para la XLVII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que dice “el testimonio suscita vocaciones. La fecundidad de la propuesta vocacional, en efecto, depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo. Este tema está, pues, estrechamente unido a la vida y a la misión de los sacerdotes y de los consagrados”.
El Obispo de la Diócesis de Cabimas, agregó que existen tres aspectos para que los presbíteros den un buen testimonio, y estos son: el primero la Amistad con Cristo; el segundo, el don total de darse así mismo a Dios y el tercero, el don total de sí mismo a Dios, como lo escribe el apóstol Juan: “En esto hemos conocido lo que es el amor”.