miércoles, 26 de marzo de 2014

LA CONFESIÓN NOS PERMITE LA RECONCILIACIÓN CON DIOS


     El  Sacramento de la confesión nos llama a establecer nuevamente nuestra amistad con Dios, recordemos que el pecado nos distancia, nos separa del Padre, en una cita bíblica leemos que “el pecado es la muerte del pecador”, porque el hombre que peca se aparta de la Gracia de Dios, y la cuaresma que es un tiempo penitencial, es  el tiempo propicio para reconocer nuestros pecados y nuestra fragilidad humana”.
            Así comenzó su declaración el presbítero Jorge Pérez Duno, canciller de la Diócesis de Cabimas, al ser entrevistado sobre este sacramento, quien luego agregó “es importante tener presente en este tiempo de cuaresma, esa reconciliación con Dios, la cual se logra con el reconocimiento de nuestros pecados y luego el arrepentimiento de los mismos, para  así limpios de todo pecado, de toda mancha podamos celebrar la fiesta pascual con un corazón puro”.
            Pérez Duno, quien también es párroco de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario de Cabimas, mencionó que “cuando nos confesamos morimos al pecado y vivimos para Dios, una nueva vida”.
            Por su parte el presbítero Heberto Ávila, vicario de la parroquia Nuestra Señora de Altagracia, recuerda que  la Iglesia le brinda a los cristianos para cada tiempo herramientas que se deben aprovechar, y aclara que para  que dejen de ser simples signos externos (que si lo son),  tienen que redundar en la disposición del corazón, en la conversión del corazón humano hacia Dios, “es necesario que exista en nosotros verdadera disposición al cambio”.
            En cuaresma –agrega el sacerdote- la Iglesia nos ofrece 4 herramientas que son  la oración, a la cual estamos llamados todo el tiempo pero en cuaresma con mayor insistencia; la penitencia (ayuno y la abstinencia); caridad, compartir lo que tenemos, lo que usamos y que necesitamos, no lo que nos sobra; y la reconciliación con Dios a través de la confesión, para que resucitemos con él en la Pascua, sobre todo la pascua definitiva cuando nos encontremos cara a cara con el Señor  resucitado.
            El padre Noel Martínez, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe de Cabimas, y coordinador de la Zona Pastoral Centro de la Diócesis de Cabimas, mencionó que durante esta cuaresma se están realizando jornadas de confesiones en las diferentes parroquias que conforman la zona, con el fin de colaborar con sus compañeros sacerdotes con esta tarea y facilitar a los fieles el poder acceder al sacramento.

El cronograma es el siguiente:

27-03-2014: Sagrado Corazón de Jesús.
01-04-2014: Rectoría María Inmaculada.
02-04-2014: San Pedro Apóstol.
03-04-2014: San Agustín.
08-04-2014: Nuestra Señora del Carmen.
09-04-2014: San Martín de Porres.
10-04-2014: Rectoría Nuestra Señora de Coromoto.


El Sacramento

            En el catecismo de la Iglesia Católica, en su segunda parte, de la celebración del misterio Cristiano, dedicada a los siete Sacramentos de la Iglesia, en su artículo cuarto del sacramento de la penitencia y de la reconciliación: reza lo siguiente:
“Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones" (LG 11).
I. El nombre de este sacramento
“Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión (cf Mc 1,15), la vuelta al Padre (cf Lc 15,18) del que el hombre se había alejado por el pecado.
Se denomina sacramento de la penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador.
Se le denomina sacramento de la confesión porque la declaración o manifestación, la confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento. En un sentido profundo este sacramento es también una "confesión", reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre pecador.
Se le denomina sacramento del perdón porque, por la absolución sacramental del sacerdote, Dios concede al penitente "el perdón [...] y la paz" (Ritual de la Penitencia, 46, 55).
Se le denomina sacramento de reconciliación porque otorga al pecador el amor de Dios que reconcilia: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20). El que vive del amor misericordioso de Dios está pronto a responder a la llamada del Señor: "Ve primero a reconciliarte con tu hermano" (Mt 5,24).
            En el artículo  sexto, aclara que “Sólo Dios perdona el pecado”
“Sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo: "El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: "Tus pecados están perdonados" (Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20,21-23) para que lo ejerzan en su nombre.

Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su  obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. Sin embargo, confió el ejercicio del poder de absolución al ministerio apostólico, que está encargado del "ministerio de la reconciliación" (2 Co 5,18). El apóstol es enviado "en nombre de Cristo", y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20).

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