La familia tiene un
gran valor en el desarrollo de cada ser humano, y la madre constituye la piedra
angular de esta familia, por eso le damos una calurosa felicitación y una
bendición en su día.
Así comenzó su
declaración Monseñor William delgado, Obispo de la Diócesis de Cabimas, en
vista que este domingo 11 de mayo se celebra el día de las madres, recordando
además que mayo es el mes de la virgen.
Luego agregó “la
transición a ser madre es uno de los acontecimientos de la vida de más significado para la
mujer. Ser madre por lo tanto es un gran
privilegio que el Dios Soberano dio a la mujer.
Por esto es que al llegar a una fecha tan significativa dentro de
nuestro contexto cultural cristiano, nos sentimos afortunados de poder rendir
homenaje a ellas.
Desde la perspectiva bíblica el deber de nosotros como hijos es honrar a
nuestros padres y con más énfasis cuando Dios establece la comparación del gran
amor divino con el amor maternal y la ternura que éste representa (Exodo 20:12). Por lo cual para cada mujer es un valor
supremo ejercer una maternidad responsable, con amor porque éste representa el
amor de Dios.
-Hoy rendimos
homenajes a nuestras madres por su compromiso, valor, ternura, amor y fidelidad
cristiana, acotó el prelado.
Durante su
declaración, Monseñor Delgado comentó que también este día “debemos recordar a la Virgen María y a
la Iglesia, “nuestras grandes Madres”.
Este día debemos –
continuó diciendo - pensar en nuestras otras dos Madres; una es la Virgen María
que, como le rezamos tantas veces, es nuestra Madre en los cielos. La otra es
la Iglesia, decir que la Iglesia es nuestra Madre implica sentirnos hijos de
Ella, sufrir cuando sufre, alegrarnos con sus alegrías.
Luego explicó “no resulta fácil,
desde luego “visitar a la Iglesia”, porque no tiene un domicilio fijo; ni
siquiera podemos pensar que la Iglesia viva encerrada en los templos o lugares
de culto. La Iglesia, nuestra Madre, vive en cada uno de nosotros, todos los
bautizados, cuando vivimos muy unidos al Santo Padre, cuando amamos a nuestros
obispos, cuando participamos de la misa dominical, cuando acudimos a pedir
misericordia en el sacramento de la confesión, cuando rezamos de corazón en la
mañana o en la noche, cuando perdonamos a nuestros enemigos y ayudamos al
prójimo, es por ello que todos nosotros, con nuestros buenos y nuestros malos
momentos, entretejemos esa misteriosa y grande realidad que conocemos como “la
Iglesia”.
Al
finalizar su declaración el
obispo de Cabimas, invitó a todas las personas a rezar a Virgen María, a
pedirle a Virgen María en cualquiera de sus advocaciones que como toda madre
amorosa velará por que sus hijos sean felices y
no sufran; asimismo recordó a todas las madres imitar a la Virgen María,
quien dedicó su vida a educar, acompañar y amar a su único hijo.
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