martes, 27 de febrero de 2018

MENSAJE DE CUARESMA 2.018



      Queridos fieles que peregrinan en la Costa Oriental del Lago,
        Me dirijo a ustedes, al inicio de este tiempo de Cuaresma, que hemos comenzado con la imposición de cenizas, para exhortarles, con el apóstol San Pablo: “En nombre de Cristo, les pedimos que se reconcilien con Dios” y a “no echar en saco roto la gracia de Dios’’ que recibiremos, si realmente nos convertimos de corazón al Señor, fuente de todos los dones y beneficios, y único capaz de satisfacer los deseos más profundos del corazón humano.

¡Es tiempo de conversión, amados hermanos!

Jesús, en el momento que extendió sus brazos en la cruz, abrazó los cuatro puntos cardinales del espacio y el tiempo, y ha convertido nuestra historia (cada una de nuestras circunstancias y fatigas, y aún nuestros pecados) en tiempo de gracia, lugar de encuentro entre dos abismos, el de la Misericordia del Padre y la miseria del hombre.
La Iglesia, a través de este tiempo de preparación, nos invita a actualizar, a hacer presente aquí y hoy, el misterio de nuestra redención. Así como Moisés, antes de recibir las tablas de la ley, subió a la montaña y pasó 40 días de oración y ayuno (Ex. 34, 28), al término de los cuales, regresó con su rostro resplandeciente, porque había hablado con Dios, también hoy, el cristiano, durante estos 40 días de cuaresma está llamado a encontrarse personalmente con el Señor, para poder cumplir su misión de ser ‘’sal y luz del mundo’’.
Y todo esto será posible, si incrementamos, precisamente, durante este tiempo las obras propias que la Iglesia nos invita a realizar: la oración, el ayuno y la limosna. La oración, que nos recuerda nuestra total dependencia de Dios, pues sin él no podemos hacer nada, en él somos, nos movemos y existimos. El ayuno, que nos ayuda a tener dominio sobre nosotros mismos y a no seguir las apetencias desordenadas de la carne. La Limosna, la bendita caridad, que nos invita a salir de nosotros mismos, para encontrarnos con el hermano, especialmente con el más necesitado.
En su mensaje de Cuaresma de este año, el Papa Francisco nos recuerda “El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia”
Mi gran deseo es que, en este tiempo, se multiplique las obras de asistencia y promoción social dirigida a los más pobres, que, en estos últimos años, lamentablemente, han aumentado considerablemente. La Campaña Compartir ‘’Aportemos a la nutrición de nuestros niños y niñas”, se dirige a contrarrestar el problema de la desnutrición infantil a través del programa SAMAN Y VIVEROS en perspectiva del reconocimiento de la dignidad de hijos de Dios y ante la exigencia del evangelio de dar de comer al hambriento (MT 25, 35), con la clara convicción en las palabras de Jesús ‘’Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron’’ (Mt. 25, 40).
Junto a lo anterior, les recuerdo a los sacerdotes que deben ser generosos en la administración del sacramento de la confesión, a través del cual los fieles se reconcilian con Dios y la Iglesia.
Aprovecho el momento para informarles que, a partir del 19 de febrero, entrará en vigencia las ofrendas voluntarias que los fieles están invitados a dar en ocasión de recibir un servicio de la Iglesia. Si nos sentimos miembros de la Iglesia, asumimos también como nuestras sus necesidades, especialmente el sostenimiento de los sacerdotes. Recordemos que los sacerdotes no perciben un sueldo del gobierno ni de la diócesis, y se sostienen por las ofrendas que los fieles dar en las celebraciones litúrgicas. Ellos forman parte también de este pueblo que sufre toda clase de calamidades. No los dejemos solos.
Les invito, asimismo, a la ordenación diaconal del acólito Keysi Sánchez que, después de culminar sus estudios y su etapa pastoral, el Consejo de Órdenes ha considerado idóneo para recibir este sacramento. La Ordenación tendrá lugar el 17 de Marzo, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús.
Agradezco, finalmente, el aporte que hicieron en la Campaña “Apoya a tu Iglesia”, la cual arrojó un monto de once millones, cuatrocientos cuarenta y un mil, ciento veintiocho bolívares (11.441.128,oo), que ha servido para sufragar algunos gastos de funcionamiento de la Curia Diocesana. Estamos a la espera de recibir todos los aportes, ya que algunas parroquias no lo han hecho, para publicar la lista.
Mons. William sigue recuperándose satisfactoriamente en Caracas. Les envía su saludo y su bendición de padre y pastor. Sigamos rezando por él.
Oremos, por tantas personas que han cruzado la frontera, buscando en otro lugar lo que su país le ha negado, “ante todo por «el anhelo de una vida mejor, a lo que se une en muchas ocasiones el deseo de querer dejar atrás la “desesperación” de un futuro imposible de construir. Se ponen en camino para reunirse con sus familias, para encontrar mejores oportunidades de trabajo o de educación: quien no puede disfrutar de estos derechos, no puede vivir en paz”, como nos recuerda el papa Francisco (Jornada Mundial de la Paz 2018).
Les deseo una santa cuaresma para que podamos vivir una feliz y fructífera Pascua de Resurrección. Cristo, nuestro Maestro, va delante de nosotros, sigámosle agarrados de la mano de su Madre, de nuevo hacia la casa del Padre.

¡Dios les bendiga y cuide!

Dado en Cabimas, el 14 de febrero de 2018, Miércoles de Ceniza.

Mons. Ángel Caraballo
Administrador Apostólico de Cabimas
y Obispo Auxiliar de Maracaibo.

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